domingo, 29 de diciembre de 2013

Sub Comandante Marcos

El cáncer que corroe al Subcomandante Marcos

Las confesiones de su novia de la universidad narran que fue un niño melancólico, un hijo que no pudo enterrar a sus padres y, hoy, un mito que se niega a morir
Foto: Cuartoscuro
El cáncer corroe al Subcomandante Marcos, encapsula el tiempo; ladrón de energía que lo despoja de las miradas que anhelan su presencia. “¿Qué niño se la vive recitando poemas y recordando fragmentos de obras literarias? Te lo digo: uno profundamente triste. Así fue Marcos”.

La filosa mirada inquisitoria por un instante se ha transformado, dulcificando inusualmente su semblante al momento que murmura: “Dejarse morir es lo mejor que puede hacer para ayudar”. Las palabras son de una mujer que compartió lecho, sueños y formación guerrillera por cinco años con el emblema y líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

A finales de los 70 y hasta 1983 fueron pareja y, aunque se dejaron, coincidieron por casi una década después ya que ambos pertenecían a las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) y luego al EZLN. Ella dejó el zapatismo un par de años antes de que el primero de enero de 1994 tomaran las armas, iniciando la guerrilla en México.

Sus palabras dan una nueva perspectiva bajo el pasamontañas, la pipa y el sistema de comunicación (marketing y showman incluidos en el “kit”) que han logrado lo que ningún otro grupo insurrecto en las últimas dos décadas. Tras la “última guerrilla de América” se revela una implacable melancolía que siempre ha acompañado a Marcos, que lo corroe ahora hacia lo que podría ser una caída del telón.

Si bien no hay un consenso unánime sobre la naturaleza, el origen, los logros y la legitimidad de los zapatistas, en lo que sí es común encontrar coincidencias es el papel que desempeña para ese movimiento guerrillero este hombre, cuyo “alias” en la vida común corresponde a “Rafael Sebastián Guillén Vicente”, como lo aseguró en febrero de 1995 el entonces presidente Ernesto Zedillo.

Incluso por sus propios comunicados hoy sabemos que los zapatistas sobreviven en gran parte por apoyos internacionales. Además, hay una estructura nacional también vital para las finanzas, logística y creación de cuadros que en estos momentos usa las mismas casas de seguridad en distintas ciudades del País que hace 35 años, aún antes del nacimiento del EZLN.

En la víspera del 20 Aniversario del alzamiento del EZLN contra el Gobierno de México, esta mujer finalmente entra en sus recuerdos y los comparte, tras un año de charlas con ella y otras personas que coincidieron en momentos decisivos en la vida de Marcos.

“Hace un par de meses me enteré que una de las casas de seguridad que había en los 80s en la Ciudad de México aún continúa. Traen a indígenas para educarlos y capacitarlos similar a como lo hacíamos entonces las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) —la organización madre del EZLN—”, relata la expareja de Marcos.

“Cuando apareció en la organización, él fue reconocido desde el principio por la vieja guardia como un cuadro de cambio de estafetas, el elegido, digno de asumir la Dirección en un nueva generación. Era una inteligencia brillante y lúcida, además era un narrador, ilusionista, fabulador”.

Sin duda palabras de apoyo incondicional al líder zapatista, contrastan con la información que circula los últimos días en la que no sólo lo descalifican de origen y acción, pues además lo responsabilizan de incrementar de manera significativa la pobreza en las zonas ocupadas por el EZLN en Chiapas los últimos 20 años y condenarlas al abandono.

Por la historia de esta mujer, algunas de las actitudes de Marcos toman nuevos rumbos en cuanto a su concepción, pues ella explica un origen del inseparable pasamontañas y la pipa muy distinto al conocido hasta ahora.

Más que por mimetizarse en la personalidad de Ernesto “El Che” Guevara, su modelo a seguir, ella afirma que esos hábitos los adquirió a la sombra del comportamiento “autístico” que desde niño desarrolló el líder zapatista como una autodefensa por la profunda tristeza que lo tiene atrapado.

La melancolía de que adolece es producto de su impotencia por las injusticias en las que creció, las que veía en su seno familiar y las que se potencializaron en su interior a medida que se incrementaba su conocimiento, pero principalmente cuando conoció y adoptó la vida en comunidades indígenas.

Antes de ser “el Subcomandante”, tenía pocos amigos y no hacía las cosas típicas de los niños y jóvenes. Asegura que bajo esa aparente madurez y seguridad, siempre hubo una gran ingenuidad y necesidad de afecto.

“Muy joven cuando lo conocí, con una máscara, una barba que me pareció una máscara que le permitía guardar distancia, no sé si alejar a los demás de su centro, mantenerse a distancia de los demás en un ánimo ‘autístico’.

“Un día llegó a fingir que fumaba poniéndose un cigarro apagado en la boca… yo le regalé alguna pipa fina… no sé si en la misma lógica de poner algo entre la gente y él o para mediar en su necesidad del silencio ante la inmensidad de estupideces que a veces se decían”.

En lo que sí está de acuerdo con los detractores del Subcomandante es la gran capacidad histriónica del líder rebelde, en su extraordinario sentido de la comunicación y de la puesta en escena: desde la primaria y secundaria participó en obras de teatro y otras representaciones.

Asegura que él es el mago, el capitán de la representación, el Mayordomo extranjero que llevó a buen puerto la nueva narrativa.

“Supo mejor que todos que la guerra no era viable como tal, pero leyó en los hombres y las mujeres su deseo de hacer realidad la representación de la guerra, como la Semana Santa Cora o el Carnaval Tzeltal: en ellas siempre mueren algunos y cuesta mucho dinero, pero es la ofrenda necesaria para que las cosas mejoren y sigan”.

Representación, critican muchos, irresponsable por las vidas que se perdieron del 1 al 12 de enero de 1994 durante los enfrentamientos de zapatistas contra militares y otras fuerzas del orden, y por las consecuencias de no aceptar programas del Gobierno en las zonas ocupadas por el EZLN, con lo que las actividades agrícolas y ganaderas mantienen una raquítica producción. Se le cuestiona también el sistema educativo de los rebeldes, que no tiene validez fuera de esa zona.

“Ellos (indígenas), y él con ellos, nunca entendieron bien, o no esperaron entender el socialismo, si no es otra cosa que lo que lograron o están en ruta de lograr, y que impactó al mundo entero”.

La voz de los zapatistas rechazando estas acusaciones se fortalece con la de muchas ONGs internacionales. En el Congreso Nacional Indígena celebrado en San Cristóbal de las Casas en agosto de este 2013, una activista belga quien se identificó como Odette Goffar se fue sumamente complacida por el avance en las comunidades zapatistas, y aseguró que Casa Nicaragua, la organización europea que dijo representar, seguirá dando apoyos al Subcomandante, aunque lamentó no haberlo visto.

Así como Odette, muchos otros simpatizantes aún esperan poder saludar al líder guerrillero, tomarse una foto con él. ¡Y cómo no!, dice la expareja de Marcos que hoy revela sus secretos, si es un personaje fascinante con un inteligente sentido del humor, que incluso desarrolló su particular forma de comunicación.

“Usaba el lenguaje para alejar y cortar cualquier atentado contra su interior; las bromas, los sarcasmos, el esgrima verbal le servían para disfrazar su agrado… siempre estaba en lo intangible, ininteligible, que es lo más inseguro, peligroso e incómodo, pero lo más cercano al mito”.

La profunda tristeza


Regresa a la profunda tristeza de Marcos, la que comprendió aún más cuando vio una foto de su infancia: en la única visita que hizo a ese primer hogar del insurgente se topó con la imagen de un niño que reflejaba un gran pesar acumulado, dijo, por ser tan sensible ante las injusticias propias de la dinámica de clases sociales, por las características de su seno familiar y por el gran amor que profesó siempre por dos personas.

“Abuela Antonia, (hermano) Carlos, grandes nodos en su memoria y sentimiento, cubiertos por capas y capas de compromiso puro y melancolía, que es su compañera en el viaje de desdén y espera infinita de lo que, sabe nadie, llegue a ver, porque en realidad todo es relato”.

Carlos era su hermano mayor, pero a quien el líder guerrillero siempre cuidó desde la infancia hasta la edad adulta, ya que padecía de epilepsia. Esta mujer recuerda que vivió con los dos hermanos en un departamento; Carlos murió mientras el Subcomandante se encontraba en la selva, por lo que no pudo asistir a su funeral… ni al de su abuela Antonia, ni al de su madre, ni al de su padre.

Hoy se habla de un relevo de mandos en el EZLN con el Subcomandante Moisés como nuevo estandarte, el mismo Marcos así lo anunció a principios del 2013 en sus comunicados. Se dice que el “Sup” está enfermo y en la antesala del retiro permanente, él mismo se mofa de esos argumentos incluyendo la contestación en el revire deque el zapatismo está en pie más que nunca.

No tiene empacho enconfrontar a aquellos que aseguran que la biología pronto lo alcanzará y por lo mismo sus apariciones públicas deben ser las estrictamente necesarias y en ambientes controlados por completo. Lo cierto es que hace muchos años que no se le ve públicamente y que se empieza a hablar del mito más que del hombre.

“Por ello cuando dicen que está pensando ‘en la inmortalidad del cangrejo’, en el fondo y paradójicamente tienen razón, pero esa inmortalidad, esa falta ya de voz, es porque ha perdido importancia la narrativa hacia fuera; su misión es el mito nuevo.

“No es con un nuevo ‘Marcos’ —Moisés—, es con un nuevo mito con lo que ese caldo puede seguir, y para eso se necesita su muerte real, su decadencia, es parte del ritual. Por eso él puede dejarse caer en un diván, no aparecer, no decir nada, cultivar su vicio y descuidar su salud, hacer como sus seres más amados: dejarse morir”, sentencia la mujer que conoció al joven estudiante, al catedrático, al aprendiz de guerrillero, al líder insurgente, al enemigo público número uno de México en algún momento, a Marcos.

Esgrima


El Congreso Nacional Indígena celebraba un importante evento en 1996 en la Ciudad de México e hizo una invitación para que una delegación del EZLN los acompañara, pero la Secretaría de Gobernación pedía que los zapatistas no salieran de Chiapas.

Entonces Juan Guerra, diputado perredista y miembro de la Cocopa, le dijo al Subcomandante Marcos que él lo acompañaría y que si los mataban a los dos, “pues ni modo”.

“A chingao, que te maten a ti, a mí porqué. Yo no me quiero morir”, dicen que contestó socarronamente el líder rebelde, haciendo estallar las risas.


CARTA A MARCOS


Esta es la carta íntegra que la expareja del Subcomandante Marcos escribió luego de 30 años. Habla de su relación y da una idea diferente a lo conocido hasta ahora sobre algunos elementos en torno al líder guerrillero.

Es el hombre al que he amado con más fuerza y pureza; digo pureza porque la naturaleza de su ser siempre fue para mí cristalina, sin recovecos, falsas intenciones.

Un hombre, muy joven cuando lo conocí, con una máscara; una barba que me pareció una máscara que le permitía guardar distancia, no sé si alejar a los demás de su centro, de su alma limpísima o alejarse él mismo, mantenerse a distancia de los demás en un ánimo “autístico”, narcisista, no sé cómo entenderlo.

Cuando los grupos y las personas se salían de los márgenes o lo hacían salir entonces usaba el lenguaje para alejar y cortar cualquier atentado contra su interior; las bromas, los sarcasmos, el esgrima verbal le servían para disfrazar su agrado, su aprecio o su afecto y también su desafecto.

Mi madre lo amaba y él la amaba a ella y siempre la molestaba criticando su cocina; ella que era intuitiva e inteligente sabía que sus críticas y descortecías eran inversamente proporcionales a la simpatía que él experimentaba por ella.

A mí al principio nunca me pareció guapo, en realidad lo amé porque descubrí su alma sui generis; su fragilidad atrás de su aparente fortaleza; su ingenuidad a través de su supuesta madurez, y su gran necesidad de afecto a través de su supuesta autonomía e independencia emocional.

Me enamoré de él tal vez antes de que él lo hiciera de mí. Se tardó eternidades en darme ese primer beso, que en gente como nosotros sustituía cualquier cortejo y declaración formal. ¡Y tal vez fue ese el beso más bello y memorable que nadie me haya dado!.

Creo que él también me quiso mucho y creo que nuestra juventud y nuestra conciencia de futuro demasiado volcada hacia fuera de nosotros, en un mundo en la totalidad bizarra e injusta, nos hizo perdernos. No tiene sentido decir quién tuvo la iniciativa de dejar a quién, lo cierto es que sucedió y después de un tiempo el dolor por el hecho me alcanzó de tal forma que nunca pude reponerme del todo.

Políticamente, cuando apareció en la organización él fue reconocido desde el principio por la vieja guardia como un cuadro de cambio de estafetas, el elegido, digno de asumir la Dirección en un nueva generación.

Era una inteligencia brillante y lúcida, además era un narrador, ilusionista, fabulador, eso le tomaba mucho tiempo: Leer además de todo, historietas, caricaturizar la realidad, burlarse de ella, identificar a los malos y su maldad, y guiarse como en un juego de “futbolito” por la realidad.

EL ABISMO

En su mente empezó a tomar cada vez más espacio todo lo que tenía qué ver con la organización y la clandestinidad, que era un pretexto para no hablar, y empezamos a compartimentar también lo que pensábamos de lo nuestro y, como digo, a perdernos poco a poco, amándonos aún, pero como si no tuviéramos derecho a ello.

Pocas personas más generosas conozco que él. El poco tiempo que compartimos gastos siempre él daba más; siempre él pagaba y corría con los gastos sin esperar equidad, reciprocidad.

Era muy “maneado”, dicen; no sabía mecánica y manejaba muy mal, pero no era capaz de reconocerlo, no se le daba mucho lo constructivo; él era un intelectual con sesgo artístico por las letras y la plástica, con gustos musicales más bien provincianos.

Un día él y yo vivimos un ataque de pánico de dos, del cual nunca quiso volver a hablar; comía cualquier cosa por fea que estuviera y es que siempre tenían hambre, pero su plato preferido eran los mariscos, las entomatadas.

Mi madre le enseñó a adorar las gloriosas que le preparaba con verdadero amor, y por eso cundo me echaron de mi casa nunca le echó la culpa a ella, sino que siempre le guardó rencor a mi papá.

Amaba tiernamente a su abuela Antonia, a quien realmente fue a la que me llevó a conocer cuando fui a su casa. Era una mujer fuera de serie y ella lo adoraba a él más que a cualquiera de sus nietos.

Su filosofía de la vida práctica era económica y estratégica, no hacía dos veces una misma cosa. Mataba o trataba de matar más de un pájaro con un tiro. Su tesis de Licenciatura, a pesar de que recibió mención, la hizo en poco más de una semana, porque cada capítulo y apartado lo había venido elaborando en distintos cursos durante toda la carrera, y cada uno le había consumido toda la energía y la concentración posibles.

Todo lo que hacía lo llevaba o quería llevar a la perfección. Aunque partiera de cero, de la torpeza misma, llegaba a ser el mejor.

LA PIPA

Un día empezó a fingir que fumaba poniéndose un cigarro apagado en la boca, no sé si en la misma lógica de poner algo entre la gente y él, o para mediar en su necesidad del silencio ante la inmensidad de estupideces que a veces se decían.

Antes del cigarro, apagado siempre, mordía las plumas y todo lo que se le apareciera hasta destrozarlos, fue así que me dijo que fumaría pipa: cuando empezó, me pareció bien, olía bien el tabaco de manzana y yo le regalé alguna pipa fina.

Su ansiedad se atenuaba con toda la parafernalia del tabaco y el ritual complejo de ese vicio, pero acababa con todas las boquillas.

El amor que le tenía su hermano Carlos y la preocupación constante por su salud y la completa irresponsabilidad de éste para tomar sus medicinas, lo hacían sufrir. No lo vi nunca más dolido, angustiado y triste que las veces en las que Carlos padeció ataques de epilepsia y se quedaba mal durante mucho más tiempo que lo que tardaba Carlos en recuperarse.

Él sabía que en esos ataques se jugaba la vida. Tal vez dejar a Carlos fue una de las cosas que le costaron más trabajo y atrasaron mayormente su incorporación como profesional a la organización (FLN).

Nunca nos casamos en la organización, yo no estaba de acuerdo con eso, pero éramos pareja independientemente de que a mí me parecía una tontería.

Yo tenía más preocupaciones humanas, relacionales; me preocupaba y dolían personas y situaciones concretas, tal vez pormi precoz trabajo y experiencia en Sudamérica durante las dictaduras. Él, más políticas, organizativas, estratégicas. Él era más filósofo, inflexible.

Si yo hubiera querido hablar de lo nuestro, él hubiera seguido repitiendo su frase: “El amor sólo es una pequeña lucha de clases”. No éramos feministas, yo no necesitaba que me reivindicara nadie y menos otras mujeres tontas, menospreciadas por sus parejas o compañeros, sin embargo, sólo después entendí que la de sexos, como decía él, sí que era una lucha de clases y de poderes, al menos en la organización.

ADIÓS

El día que decidí dejarlo, lo hice en Ocosingo, y esa convicción me hizo llorar y llorar por kilómetros de camino desde Palenque. Sabía que el sufrimiento era enorme y las razonestotalmente irracionales, y sin embargo así debía ser.

Él no hubiera sido lo que llegó a ser, conmigo; y yo no hubiera sido lo que soy, sin él. Eso quiere decir que su ser entero, lejano pero siempre presente en mí, como si hiciera las cosas en función de lo que él diría, o como creía yo que a él le parecería bien.

Este juego de fabulación solo como un tributo duradero a ese amor que le tuve, y al que renuncié sin renunciar. En sueños siempre lo veo, nos encontramos, a veces me rechaza, a veces me da esperanzas. La mayoría es como cuando nos hicimos novios: me da largas y no ve besa tan pronto como yo quisiera.

iempre lo he esperado como si algún día pudiera volver a hablarme, pero creo que el miedo, eso se ha de sentir después de haber sido tan grandes uno para el otro, volver a encontrarnos con tanta historia detrás cada quien.

ARTE Y GUERRA

Él es incorruptible, generoso y va a darle continuidad a su esfuerzo hasta morir. Supo mejor que todos y mucho antes, que la guerra no era viable como tal, pero leyó en los hombres y las mujeres su deseo de hacer realidad la representación de la guerra, como la Semana Santa Cora o el Carnaval Tzeltal: en ellos siempre mueren algunos y cuesta mucho dinero, pero es la ofrenda necesaria para que las cosas mejoren y sigan. Ellos y él con ellos nunca entendieron bien o no esperaron entender el socialismo, si no es otra cosa que es lo que lograron o están en ruta de lograr, y que impactó al mundo entero.

Él es el Mago, el Capitán de la representación, el Mayordomo extranjero que llevó a buen puerto la nueva narrativa para repetirla de ahora en adelante, hasta lograr que la nueva “cosecha” se siga dando.

Él es el que ofreció la trasmutación, la echada a andar a un nuevo camino largo, pero nuevo y con otra esperanza.

Un poco de culpa debió sentir de dejar a Carlos o de no haber podido convencerlo, tal vez nunca lo intentó, de que nos acompañara, y ese desdén por su propia salud es muestra del honor que le rinde a la memoria de su hermano.

Abuela Antonia, Carlos, grandes nodos en su memoria y sentimiento, cubiertos por capas y capas de compromiso puro y melancolía, que es su compañera en el viaje de desdén y espera infinita de lo que, sabe nadie, llegue a ver, porque en realidad todo es relato.

El relato no es sólo hacia afuera, marketing, en realidad el relato es más hacia adentro de las comunidades, de sus propias conciencias y corazones; es la creación de un mito nuevo, del mito de origen que sea el que los conduzca en la nueva cuenta larga, y por ello cuando dicen que está pensando en “la inmortalidad” del cangrejo, en el fondo y paradójicamente tienen razón, pero esa inmortalidad, esa falta ya de voz, es porque ha perdido importancia la narrativa hacia afuera.

Su misión es seguir alimentando la narrativa hacia adentro, el mito nuevo, interno, que es lo que hace caminar al infinito el mundo.

No es con un nuevo Marcos –Moisés– es con un nuevo mito con lo que ese caldo puede seguir, y para eso se necesita su muerte real, su decadencia, es parte del ritual. Por eso él puede dejarse caer en un diván, no aparecer, no decir nada, cultivar su vicio y descuidar su salud, hacer como sus seres más amados: dejarse morir. Es lo mejor que puede hacer para ayudar.

Él ya no es para nada de nuestro mundo, nunca lo fue, nunca usó smoking, y el intermediario entre él y nosotros siempre fue el humor, un duende que tiene máscara, un juglar con sombrero y cascabeles.

No se quejen de su impostura, no han entendido a su nahual; siempre gustó de Woody Allen, amaba las hamburguesas de McDonald’s y la Coca Cola a pesar de lo incorrecto políticamente que eso era; le gustaban todos los capítulos de la “Loca Academia de Policía” y otras películas ultramodernistas, hilarantes, que los comediantes de la ciudad no hubieran entendido.

Buscaba entre lo naco y entre lo mítico, sin prurito, entre lo incorrecto y lo nueva vía, ni siquiera presentida por nosotros.

Siempre acabábamos o empezábamos en lugares comunes; él siempre estaba en lo intangible, ininteligible, que es lo más inseguro, peligroso e incómodo, pero lo más cercano al mito; lo irracional-racional, lo descabellado que guía.

Matar al padre para inaugurar una nueva estirpe casándose con la madre, regresando a su seno para renacer.

La selva, la raza, la tierra tienen que tener una nueva cimiente para ese mito distinto: Un extranjero, un alien, siempre es un buen ápice.

*Artículo íntegro tomado de Vanguardia. 


martes, 17 de diciembre de 2013

Italia y el bicarbonato

Um médico italiano descobriu algo simples que considera a causa do câncer.

 
 
 
 
 
 
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curaquantica24Inicialmente banido da comunidade médica italiana, foi aplaudido de pé na Associação Americana contra o Câncer quando apresentou sua terapia. O médico observou que todo paciente de câncer temaftas.
Isso já era sabido da comunidade médica, mas sempre foi tratada como uma infecção oportunista por fungos - Candida albicans. Esse médico achou muito estranho que todos os tipo de câncer tivessem essa característica, ou seja, vários são os tipos de tumores mas têm em comum o aparecimento das famosas aftas no paciente.
Então, pode estar ocorrendo o contrário, pensou ele. A causa do câncer pode ser o fungo.
E, para tratar esse fungo, usa-se o medicamento mais simples que a humanidade conhece:bicarbonato de sódioAssim ele começou a tratar seus pacientes com bicarbonato de sódio,
não apenas ingerível, mas metodicamente controlado sobre os tumores.
Resultados surpreendentes começaram a acontecer.
Tumores de pulmão, próstata e intestino desapareciam como num passe de mágica, junto com as Aftas.
Desta forma, muitíssimos pacientes de câncer foram curados e hoje comprovam com seus exames os resultados altamente positivos do tratamento. Para quem se interessar mais pelo assunto, siga o link (em inglês):não deixem de ver o vídeo, no link abaixo. O medico fala em italiano, mas tem legenda em português . http://www.curenaturalicancro.com/
Lá estão os métodos utilizados para aplicação do bicarbonato de sódio sobre os tumores.
Quaisquer tumores podem ser curados com esse tratamento simples e barato.
Parece brincadeira, né?
Mas foi notícia nos EUA e nunca chegou por aqui.
Bem que o livro de homeopatia recomenda tratar tumores com bórax, que é o remédio homeopático para aftas. E os macrobióticos consideram o câncer uma manifestação natural do meio ácido.
Afinal, uma boa notícia em meio a tantas ruins.
Na Integra

martes, 10 de diciembre de 2013

Nopal



Destila nopal un anticancerígeno
Las pruebas en los compuestos del aroma a nopal, cuya condensación es la esencia, las inició María Teresa Rodríguez Apan, especialista de la UNAM.
Foto: Aggi Garduño
Diana Saavedra

Ciudad de México  (10 diciembre 2013).- A las múltiples propiedades del nopal, se suma una más: en estudios de laboratorio ha probado efectos anticancerígenos.

Las primeras pruebas realizadas en la UNAM por María Teresa Rodríguez Apan, especialista del Instituto de Química, encontraron que el compuesto inhibe el desarrollo de cáncer de próstata, pulmón, colon y mama.

Es la primera vez que se reporta que la esencia de nopal tiene estas propiedades; y lo siguiente es saber por qué, según la investigadora del Laboratorio de Pruebas Biológicas.

"Siempre es sorprendente encontrar estas cosas. Aún no podemos prometer que su consumo quitará el cáncer; estos resultados son sólo el inicio de un largo trabajo que tenemos que hacer", subrayó.

La sustancia, agregó, fue probada en seis diferentes tipos de cáncer y sólo en el caso de la leucemia no mostró ninguna actividad.

La esencia de la cactácea, es decir, su aroma en forma líquida, se extrajo mediante un proceso llamado hidrólisis, que permite conservar sus propiedades, trabajo realizado por Javier Morales López.

Obtener el extracto requiere 44 kilos de la variedad baby para conseguir un miligramo de la aromática esencia.

Desde hace 15 años, Morales López se ha dedicado a la obtención de las esencias de verduras, entre las que destaca el ajo, el árnica, el brócoli y la cebolla, pero desde hace tiempo se planteó el reto de revisar las propiedades del aceite de nopal.

Por ello, se acercó al Laboratorio de Pruebas Biológicas del Instituto de Química de la UNAM, donde Antonio Nieto Camacho revisó, además, la actividad antioxidante del compuesto.

El resultado fue que tiene un importante efecto protector en el cerebro, pues evita la oxidación de las grasas de este órgano, las cuales son básicas para mantener la comunicación adecuada entre las neuronas.

El estudio se realizó al colocar gotas de la esencia en células de un cerebro de rata y se revisaron los resultados. Pero Nieto Camacho comenta que hacen falta más pruebas, las cuales podrían llevarse a cabo en hígado de ratones.

Los aceites esenciales del nopal pueden ser usados como una herramienta para tener la denominación de origen del producto, en específico de la variedad Milpa Alta, que es la utilizada por Morales López en el estudio.

"En estos momentos los productores viven un conflicto de competencia con los productores de Morelos y quieren proteger su cultivo", explicó.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Celulares y cancer

En México hay epidemia de esta terrible enfermedad, los médicos en nuestra UNAM desarrollan enormes esfuerzos para dilucidar y combatir esto, que creemos fue originado en Fort Detrick de Maryland, considerado el Think Tank de las guerras biológicas, a un lado se encuentra el Instituto Nacional del Cáncer en los Estados Unidos, en  México pensamos también que esto tiene que ver con el MTBE que traen las gasolinas importadas de Deer Park en Houston, donde desde 1994, Carlos Salinas (tenia que ser el duende malvado de Agualeguas), creó PMI o Pemex International que hizo un convenio de coinversión entre PEMEX y la Shell (de las reinas de Inglaterra y Holanda), el MTBE está prohibido en Los Ángeles y Nueva York, precisamente por concerigeno y aquí como si nada, y la UNAM, con los doctores de rectores han dejado que el PET-Ciclotron, que es medicina nuclear, se instale en el campus universitario irradiando cáncer a trabajadores, estudiantes, transeúntes, médicos y enfermeras, maldita sea la corrupción que todo lo contamina, Carlos Slim, el hombre mas rico del mundo, debería de entregar el 30% de su riqueza malhabida a una Fundación contra el cáncer, pero manejado por la sociedad enterada, el sector medico, y una asociación sin fines de lucro que la administrara

Teléfonos celulares y el riesgo de cáncer

http://www.cancer.gov/espanol/recursos/hojas-informativas/riesgo-causas/telefonos-celulares

Puntos clave

  • Los teléfonos celulares emiten energía de radiofrecuencia, una forma de radiación electromagnética no ionizante, que puede ser absorbida por los tejidos que están más cerca de donde se sujeta el teléfono.
  • La cantidad de energía de radiofrecuencia a la que se expone el usuario del teléfono celular depende de la tecnología del teléfono, de la distancia entre la antena del teléfono y el usuario, del grado y tipo de uso y de la distancia que hay entre el usuario y las torres de señal.
  • Hasta ahora, los estudios no han revelado una relación firme entre el uso de los teléfonos celulares y los cánceres de cerebro, de nervios o de otros tejidos de la cabeza o del cuello. Es necesario llevar a cabo más estudios debido a que la tecnología de telefonía celular y el modo como las personas usan los teléfonos celulares han estado cambiando con rapidez.
  1. ¿Por qué hay preocupación de que los teléfonos celulares puedan causar cáncer u otros problemas de salud?

    Existen tres razones principales por las que la gente se preocupa de que los teléfonos celulares (también llamados teléfonos “inalámbricos” o “móviles”) puedan causar ciertos tipos de cáncer u otros problemas de salud:
    • Los teléfonos celulares emiten energía de radiofrecuencia (ondas de radio), una forma de radiación no ionizante. Los tejidos que están más cerca de donde se sujeta el teléfono pueden absorber esta energía.
    • El número de usuarios de teléfonos celulares ha aumentado rápidamente. De acuerdo a la Asociación de Telecomunicaciones Celulares e Internet (Cellular Telecommunications and Internet Association), para el año 2010, había más de 303 millones de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares en Estados Unidos. Este es un aumento de casi tres veces los 110 millones de usuarios que había en el año 2000. A nivel mundial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones calcula que la cifra de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares es de 5 mil millones.
    • Con el tiempo, el número de llamadas diarias con teléfonos celulares, la duración de cada llamada y la cantidad de tiempo que las personas usan dichos teléfonos han aumentado. La tecnología de teléfonos celulares ha experimentado cambios considerables.
  2. ¿Qué es la energía de radiofrecuencia y cómo afecta al cuerpo?

    La energía de radiofrecuencia es una forma de radiación electromagnética. La radiación electromagnética se puede clasificar en dos tipos: ionizante (p. ej., los rayos X, el radón y los rayos cósmicos) y no ionizante (p. ej., la radiofrecuencia, la frecuencia sumamente baja o la frecuencia eléctrica).
    Se sabe que la exposición a la radiación ionizante, como la de radioterapia, aumenta el riesgo de cáncer. Sin embargo, aunque muchos estudios han examinado los posibles efectos para la salud de la radiación no ionizante procedente de radares, de hornos de microondas y de otras fuentes, actualmente no existe evidencia firme de que la radiación no ionizante aumenta el riesgo de cáncer (1).
    El único efecto biológico de la energía de radiofrecuencia que se conoce es el calentamiento. La capacidad de los hornos de microondas para calentar los alimentos es un ejemplo de este efecto de la energía de radiofrecuencia. La exposición a la radiofrecuencia emitida al usar un teléfono celular causa calentamiento; sin embargo, no es suficiente para aumentar la temperatura del cuerpo en forma que se pueda medir.
    Un estudio reciente mostró que cuando una persona usaba un teléfono celular durante 50 minutos, los tejidos del cerebro del mismo lado de la cabeza donde estaba la antena del teléfono transformaban, por metabolismo, más glucosa que los tejidos del lado opuesto del cerebro (2). Los investigadores advirtieron que estos resultados son iniciales y que los posibles resultados para la salud de este aumento en el metabolismo de glucosa todavía se desconocen.
  3. ¿Cómo se mide la exposición a la energía de radiofrecuencia en los estudios epidemiológicos?

    El grado de exposición a la radiofrecuencia se calcula indirectamente usando la información de entrevistas o de cuestionarios. Estas medidas incluyen los siguientes aspectos:
    • Con qué “regularidad” los participantes del estudio usan teléfonos celulares (el número mínimo de llamadas por semana o por mes).
    • La edad y el año cuando los participantes del estudio usaron por primera vez un teléfono celular y la edad y el año que lo usaron por última vez (permite calcular la duración y el tiempo desde el principio del uso).
    • El número promedio de llamadas de teléfono celular por día, por semana o por mes (frecuencia)
    • La duración promedio de una llamada típica del celular
    • El número total de horas de uso en lo que llevan de vida, calculado por la duración de una llamada típica, por la frecuencia del uso y por el tiempo de uso.
  4. ¿Qué han mostrado las investigaciones sobre los posibles efectos causantes de cáncer de la energía de radiofrecuencia?

    Aunque ha habido cierta preocupación de que la energía de radiofrecuencia procedente de los teléfonos celulares que se colocan cerca de la cabeza pueda afectar al cerebro y a otros tejidos, a la fecha no hay evidencia de los estudios de células, de animales o de humanos de que la energía de radiofrecuencia pueda causar cáncer.
    Generalmente se considera que para que se forme el cáncer es necesario que haya daño al ADN. Sin embargo, la energía de radiofrecuencia, a diferencia de la radiación ionizante, no causa daño al ADN en las células, y no se ha encontrado evidencia de que cause cáncer en los animales ni que aumente los efectos carcinogénicos de sustancias carcinógenas conocidas en animales (35).
    Los investigadores han llevado a cabo varios tipos de estudios epidemiológicos para investigar la posibilidad de que exista una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de tumores cerebrales malignos (cancerosos), tales como gliomas, así como tumores benignos (no cancerosos), como neuromas acústicos (tumores en las células del nervio responsable de la audición), la mayoría de los meningiomas (tumores en las meninges, las cuales son membranas que cubren y protegen el cerebro y la médula espinal), y los tumores de glándula parótida (tumores en las glándulas salivales) (6).
    En un tipo de estudio, llamado estudio de casos y controles, se compara el uso de teléfonos celulares por personas con estos tipos de tumores y por personas que no tienen dichos tumores. En otro tipo de estudio, llamado estudio de cohortes, se hace el seguimiento a un grupo grande de personas por un tiempo determinado y se compara el índice de estos tumores entre las personas que usaron teléfonos celulares y las que no los usaron. Los datos de incidencia de cáncer pueden analizarse también por un tiempo para ver si los índices de cáncer cambiaron en las poblaciones grandes durante el periodo en que el uso de teléfonos celulares aumentó drásticamente. Los resultados de estos estudios, por lo general, no han proporcionado evidencia clara de una relación entre el uso de los teléfonos celulares y el cáncer; no obstante, ha habido hallazgos estadísticamente significativos en determinados subgrupos de personas.
    A continuación se resumen las conclusiones de estudios específicos de investigación:
    • El Estudio Interphone, llevado a cabo por un consorcio de investigadores de 13 países, es el más grande estudio de casos y controles de salud sobre el uso de teléfonos celulares y los tumores de cabeza y de cuello. Los análisis más publicados de este estudio no han revelado aumentos estadísticamente significativos en los cánceres de cerebro o del sistema nervioso central que estén relacionados con un mayor uso de teléfonos celulares. Un análisis reciente mostró un aumento estadísticamente significativo, aunque moderado, en el riesgo de glioma en la proporción pequeña de participantes del estudio quienes pasaron más tiempo total en llamadas de teléfonos celulares. Sin embargo, los investigadores consideraron este hallazgo como no concluyente porque sintieron que el grado de uso reportado por algunos participantes no era probable y que los participantes que reportaron grados más bajos de uso al parecer tenían un menor riesgo de cáncer de cerebro comparados con gente que no usó teléfonos celulares regularmente (79). Otro estudio reciente del grupo no encontró relación entre el sitio de los tumores de cerebro y las regiones del cerebro que estuvieron expuestas a concentraciones más altas de energía de radiofrecuencia procedente de los teléfonos celulares (10).
    • Un estudio de cohortes en Dinamarca relacionó la información de facturación de más de 358 000 suscriptores de teléfono celular con los datos de incidencia de tumores de cerebro del Registro Danés de Cáncer. El análisis no encontró relación entre el uso de teléfonos celulares y la incidencia de glioma, de meningioma o de neuroma acústico, ni siquiera entre personas que habían estado suscritos a teléfonos celulares durante 13 años o más (1113).
    • El estudio prospectivo del Millón de Mujeres en el Reino Unido encontró que el uso de teléfonos celulares reportado por los mismos usuarios no estuvo asociado con un riesgo mayor de glioma, de meningioma o con tumores que no son del sistema nervioso central. Los investigadores encontraron que el uso de teléfonos celulares durante más de 5 años estaba relacionado con un riesgo mayor de neuroma acústico y que el riesgo de estos tumores aumentaba con una mayor duración del uso de teléfonos celulares (14). Sin embargo, la incidencia de estos tumores en hombres y mujeres del Reino Unido no aumentó de 1998 a 2008, aun cuando el uso de teléfonos celulares aumentó dramáticamente en esa década (14).
    • Un estudio inicial de casos y controles en Estados Unidos no pudo demostrar una relación entre el uso de teléfonos celulares y gliomas o meningiomas (15).
    • Algunos estudios de casos y controles en Suecia encontraron tendencias estadísticamente significativas de un mayor riesgo de cáncer de cerebro para el grado total de uso de teléfonos celulares y los años de uso entre quienes comenzaron a usar esos teléfonos antes de los 20 años de edad (16). Sin embargo, otro estudio grande de casos y controles en Suecia no encontró un mayor riesgo de cáncer de cerebro en gente de 20 a 69 años de edad (17). Además, el estudio internacional CEFALO, el cual comparó a niños que fueron diagnosticados con cáncer de cerebro de 7 a 19 años de edad con niños similares sin ese diagnóstico, no encontró relación entre su uso de teléfonos celulares y el riesgo de cáncer de cerebro (18).
    • El Programa del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER), el cual da cuenta de la incidencia del cáncer en Estados Unidos, no encontró un aumento en la incidencia de los cánceres de cerebro o de otros cánceres del sistema nervioso central entre 1987 y 2007, pese al aumento drástico en el uso de teléfonos celulares en este país durante ese periodo (1920). Del mismo modo, los datos de incidencia de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia para el periodo de 1974 a 2008 no indicaron un incremento en la incidencia, ajustada a la edad, de tumores de cerebro (2122). Un estudio del año 2012 llevado a cabo por investigadores del NCI, el cual comparó los índices observados de incidencia de glioma en SEER con los índices pronosticados con base en los riesgos observados en el estudio Interphone (8), encontró que los índices pronosticados estaban de acuerdo con los índices observados en EE. UU. Los investigadores compararon también los índices de SEER con los índices pronosticados basándose en un estudio Sueco publicado en 2011 (16). Ellos determinaron que los índices pronosticados eran al menos 40% más altos que los índices reales de EE. UU, e incompatibles con ellos.
    • Estudios de trabajadores expuestos a energía de radiofrecuencia no han mostrado una evidencia de mayor riesgo de tumores de cerebro entre los técnicos electrónicos, los técnicos de aviación, o los técnicos de control de incendios de la Marina de EE. UU., o quienes trabajan en un programa de prueba de pulsos electromagnéticos, en obreros de fábricas de utensilios de plástico, en obreros fabricantes de teléfonos celulares o en el personal de la Marina que presenta una alta probabilidad de exposición al radar (6).
  5. ¿Por qué no concuerdan los resultados de distintos estudios sobre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de cáncer?

    Un número limitado de estudios han mostrado cierta evidencia de asociación estadística del uso de teléfonos celulares y los riesgos de tumores de cerebro, pero la mayoría de los estudios no han encontrado una asociación. Las razones de estas discrepancias son las siguientes:
    • El sesgo de memoria, el cual puede ocurrir cuando un estudio recopila datos sobre hábitos y exposiciones pasados por medio de cuestionarios administrados después de haberse diagnosticado la enfermedad en algunos de los participantes del estudio. Es posible que los participantes del estudio que tienen tumores de cerebro recuerden su uso del teléfono celular de modo diferente a las personas sin esos tumores. Muchos estudios epidemiológicos del uso de teléfonos celulares y del riesgo de cáncer de cerebro carecen de datos verificables acerca del grado total del uso de teléfonos celulares en un determinado tiempo. Además, las personas que presentan tumores de cerebro quizás tengan una tendencia a recordar haber usado su celular en el mismo lado de la cabeza donde se encontró el tumor, independientemente de si realmente usaron su celular de ese lado de la cabeza mucho tiempo o solo un poco.
    • Informe inexacto, el cual puede suceder cuando las personas dicen que algo ha ocurrido con mayor o menor frecuencia de lo que realmente fue. La gente puede no recordar cuánto usó los teléfonos celulares en un periodo determinado de tiempo.
    • Morbilidad y mortalidad entre los participantes del estudio que tienen cáncer de cerebro. Por ejemplo, los gliomas son particularmente difíciles de estudiar debido a su alto índice de mortalidad y a la corta supervivencia de las personas que presentan estos tumores. Los pacientes que sobreviven al tratamiento inicial, frecuentemente, quedan discapacitados, lo cual puede afectar sus respuestas a las preguntas.  Además, en el caso de las personas que han muerto, sus parientes más cercanos, por lo general, están menos familiarizados con los patrones de uso del celular de su familiar fallecido, y es probable que no describan dichos patrones con precisión durante una entrevista.
    • Sesgo de participación, lo cual puede ocurrir cuando las personas diagnosticadas con tumores de cerebro tienen más probabilidad que las personas sanas (las cuales son el grupo de control de inscribirse en un estudio de investigación. Además, los participantes controles que no usaron celulares o que rara vez lo hicieron tenían menos probabilidad de participar en el estudio Interphone que los participantes controles que usaron teléfonos celulares de manera regular. Por ejemplo, el estudio Interphone reportó índices de participación de 78% para pacientes con meningioma (en una escala de 56 a 92% para los estudios individuales), 64% para los pacientes con glioma (escala de 36 a 92%) y 53% para los pacientes de control (escala de 42 a 74%) (9). Una serie de estudios suecos reportó índices de participación de 85% de personas con cáncer de cerebro y de 84% en participantes de control (17).
    • Tecnología y métodos de uso en cambio constante. Los estudios más viejos evaluaron la exposición a la energía de radiofrecuencia emitida por teléfonos celulares análogos. Sin embargo, la mayoría de los teléfonos celulares actuales usan tecnología digital, la cual opera a una frecuencia diferente y a un nivel menor de electricidad que los teléfonos análogos. Los teléfonos celulares digitales han estado en uso durante más de una década en Estados Unidos, y la tecnología celular continúa cambiando (6). Los mensajes de texto, por ejemplo, se han convertido en una forma popular de usar el teléfono celular para comunicarse que no requiere acercar el teléfono a la cabeza. Además, el uso de la tecnología que no requiere del uso de las manos, como los auriculares con cable e inalámbricos, es cada vez mayor y puede reducir la exposición de la cabeza y del cerebro a la energía de radiofrecuencia.
  6. ¿Cuáles son las conclusiones de las organizaciones de expertos?

    La Oficina Internacional de Investigación de Cáncer Notificación de salida (International Agency for Research on Cancer, IARC), componente de la Organización Mundial de la Salud, ha clasificado recientemente los campos de radiofrecuencia como “posibles carcinógenos para los seres humanos”, basándose en la evidencia limitada de estudios de la energía de radiofrecuencia y cáncer en roedores y en la escasa evidencia mecanicista (de estudios de genotoxicidad, de efectos sobre la función del sistema inmunitario, expresión de genes y de proteínas, de la señalización celular, del estrés oxidativo y de la apoptosis, junto con estudios de los posibles efectos de la energía de radiofrecuencia en la barrera hematoencefálica).
    La Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society, ACS) afirma que la clasificación de la IARC significa que podría haber cierto riesgo asociado con el cáncer, pero que la evidencia no es lo suficientemente sólida como para ser considerada como causal y necesita investigarse ulteriormente. Las personas que estén preocupadas por la exposición a la radiofrecuencia pueden limitar su exposición; incluso pueden usar auriculares y limitar el uso de teléfonos celulares, especialmente en los niños.
    El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, (National Institute of Environmental Health Sciences, NIEHS) afirma que el peso de la evidencia científica actual no ha encontrado una relación concluyente entre el uso del teléfono celular y algún problema de salud adverso, no obstante es necesario investigar más.
    La Administración de Alimentos y Drogas de EE. UU. (FDA), la cual es responsable de regular la seguridad de máquinas y dispositivos que emiten radiación (incluso los teléfonos celulares), indica que no se han podido repetir los estudios que reportan cambios biológicos asociados con la energía de radiofrecuencia y que la mayoría de los estudios epidemiológicos con seres humanos han fallado en mostrar una relación entre la exposición a la energía de radiofrecuencia emitida por los teléfonos celulares y los problemas de salud.
    Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) afirman que, aunque algunos estudios han planteado preocupaciones acerca de los posibles riesgos del uso de teléfonos celulares, la investigación científica en general no apoya una asociación estadísticamente significativa entre el uso de los teléfonos celulares y los efectos para la salud.
    La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) concluye que no hay evidencia científica que compruebe que el uso de teléfonos inalámbricos puede resultar en cáncer o en otros problemas de salud, como dolores de cabeza, mareos o amnesia.
  7. ¿Qué estudios hay en curso que ayuden a ampliar nuestro entendimiento de los efectos del uso de teléfonos celulares para la salud?

    Un estudio prospectivo de cohortes a gran escala sobre el uso de los teléfonos celulares y de sus posibles efectos para la salud a largo plazo comenzó en Europa en marzo de 2010. Este estudio, conocido como COSMOS Notificación de salida, ha inscrito hasta la fecha aproximadamente a 290 000 usuarios de teléfonos celulares de 18 años de edad o más y los seguirá observando durante 20 o 30 años.
    Los participantes en COSMOS completarán un cuestionario acerca de su salud, de su estilo de vida y de su uso presente y pasado de teléfonos celulares. Esta información será complementada con la información de expedientes de salud y de las compañías de teléfonos celulares.
    El desafío de este ambicioso estudio es continuar observando a los participantes en una gama de efectos de salud durante varias décadas. Los investigadores deberán determinar si los participantes que se retiran del estudio son, de alguna manera, diferentes a quienes se quedan por todo el transcurso del periodo de seguimiento.
    Otro estudio ya en curso es un estudio de casos y controles llamado Mobi-Kids, el cual incluirá a 2000 jóvenes (de 10 a 24 años de edad) con tumores de cerebro diagnosticados recientemente y 4000 jóvenes sanos. La meta del estudio es aprender más acerca de los factores de riesgo de tumores cerebrales de la niñez. Los resultados se esperan para el año 2016.
    Aunque el sesgo de memoria es menor en los estudios que relacionan a los participantes con los datos de sus teléfonos celulares, dichos estudios se enfrentan a otros problemas. Por ejemplo, es imposible saber quién usa el celular registrado o si esa persona hace también llamadas usando otros celulares. En menor medida, no está claro si muchos usuarios de un solo celular estarán representados en una sola cuenta de la compañía telefónica.
    El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS), componente de los Institutos Nacionales de la Salud, está llevando a cabo un estudio de los riesgos relacionados con la exposición a la energía de radiofrecuencia (el tipo que se usa en los teléfonos celulares) en laboratorios altamente especializados que pueden especificar y controlar las fuentes de radiación y medir sus efectos en roedores.
  8. ¿Corren los niños un mayor riesgo de cáncer que los adultos por el uso de los teléfonos celulares?

    En teoría, los niños tienen el potencial de correr un riesgo mayor que los adultos de presentar cáncer de cerebro por los teléfonos celulares. Sus sistemas nerviosos aún están en formación y por consiguiente son más vulnerables a factores que pueden causar cáncer. Sus cabezas son más pequeñas que las de los adultos y, por consiguiente, tienen una exposición proporcionalmente mayor al campo de radiación de radiofrecuencia emitida por los teléfonos celulares. Y los niños tienen la posibilidad de acumular más años de exposición a los celulares que los adultos.
    Hasta ahora, los datos de estudios en niños con cáncer no apoyan esta teoría. El primer análisis publicado provino de un estudio de casos y controles a gran escala llamado CEFALO, el cual se llevó a cabo en Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza. El estudio incluyó a niños que fueron diagnosticados con tumores de cerebro de 2004 a 2008, cuando sus edades eran de 7 a 19 años. Los investigadores no encontraron una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de presentar tumor de cerebro en este grupo de niños. Sin embargo, se dieron cuenta de que sus resultados no descartaron la posibilidad de un aumento leve en el riesgo de presentar cáncer de cerebro en los niños que usan celulares, y que los datos obtenidos por medio de estudios prospectivos y de mediciones objetivas, en lugar de encuestas y de lo que recuerdan los participantes, serán clave para esclarecer si hay un riesgo mayor (19).
    Los investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental en España están llevando a cabo otro estudio internacional—Mobi-Kids Notificación de salida—para evaluar el riesgo asociado con las nuevas tecnologías de la comunicación (incluidos los teléfonos celulares) y otros factores ambientales en jóvenes recién diagnosticados con tumores de cerebro en edades de 10 a 24 años.
  9. ¿Qué pueden hacer los usuarios de teléfonos celulares para reducir su exposición a la energía de radiofrecuencia?

    La Administración de Alimentos y Drogas de EE. UU. y la Comisión Federal de Comunicaciones han sugerido algunas medidas que los usuarios preocupados por los teléfonos celulares pueden tomar para reducir su exposición a la energía de radiofrecuencia (1, 23):
    • Reservar el uso de los teléfonos celulares para conversaciones cortas o para momentos en que un teléfono fijo no está disponible.
    • Usar un dispositivo que deja libres las manos, para crear mayor distancia entre el teléfono y la cabeza del usuario.
    Los dispositivos que dejan libres las manos reducen el grado de exposición de la energía de radiofrecuencia a la cabeza porque la antena, la cual es la fuente de energía, no se pone cerca de la cabeza.
  10. ¿En dónde puedo encontrar más información sobre la energía de radiofrecuencia que emite mi teléfono celular?

    La Comisión Federal de Comunicaciones proporciona información sobre el coeficiente específico de absorción (SAR, en inglés) de los teléfonos celulares fabricados y comercializados en los últimos dos años. El SAR corresponde a la cantidad relativa de energía de radiofrecuencia que absorbe la cabeza de un usuario de teléfono celular (24). Los consumidores pueden tener acceso a esta información al usar el número de identificación del teléfono asignado por la FCC, el cual se encuentra ordinariamente en la caja del teléfono y en el formulario de búsqueda de números de identificación de la FCC.
  11. ¿Qué otras fuentes hay de energía de radiofrecuencia?

    La exposición más común a la energía de radiofrecuencia proviene de dispositivos y equipos de telecomunicaciones (1). En Estados Unidos, los teléfonos celulares actualmente operan en un rango de frecuencia aproximada de 1800 a 2200 megahercios (MHz) (6). En este rango, la radiación electromagnética producida tiene la forma de energía de radiofrecuencia no ionizante.
    Los teléfonos inalámbricos (teléfonos que tienen una unidad base conectada a la línea telefónica de la casa) frecuentemente operan en radiofrecuencias similares a las de los teléfonos celulares; sin embargo, debido a que los teléfonos inalámbricos tienen un alcance limitado y requieren una base cercana, sus señales, generalmente, son mucho menos potentes que las de teléfonos celulares.
    Entre otras fuentes de energía de radiofrecuencia, las radios AM y FM y los televisores VHF y UHF operan en radiofrecuencias más bajas que los celulares, en tanto que fuentes como los radares, las estaciones de satélite, los aparatos de resonancia magnética (RM), los equipos industriales y los hornos de microondas operan en radiofrecuencias un poco más altas (1).
  12. ¿Qué tan común es el cáncer de cerebro? ¿Ha cambiado la incidencia del cáncer de cerebro con el tiempo?

    Los índices de incidencia y de mortalidad por cáncer de cerebro han cambiado poco en la década pasada. En Estados Unidos, se calcula que se diagnosticarán 23 130 casos nuevos y que habrá 14 080 muertes por cáncer de cerebro en el año 2013.
    La supervivencia relativa a cinco años de los cánceres de cerebro diagnosticados de 2003 a 2009 fue de 35% (25). Este es el porcentaje de personas diagnosticadas con cáncer de cerebro que estarán vivas 5 años después del diagnóstico en comparación con la supervivencia de una persona de la misma edad y sexo que no tiene cáncer.
    El riesgo de padecer cáncer de cerebro aumenta con la edad. En Estados Unidos, de 2006 a 2010, hubo menos de 5 casos de cáncer de cerebro por cada 100 000 personas menores de 65 años de edad, en comparación con casi 19 casos por cada 100 000 personas de 65 años de edad o mayores (25).
Bibliografía selecta
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  4. Oberto G, Rolfo K, Yu P, et al. Carcinogenicity study of 217 Hz pulsed 900 MHz electromagnetic fields in Pim1 transgenic mice. Radiation Research 2007; 168(3):316–326. [PubMed Abstract]
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lunes, 4 de noviembre de 2013

Hopeful Glimmers in Long War on Cancer

This week’s Retro Report video examines the “war on cancer” — a federal research initiative authorized by President Richard M. Nixon in 1971. Many anticipated quick results, in part because of the public relations campaign, complete with ads suggesting we could cure cancer by the bicentennial, that successfully pushed Mr. Nixon into making the commitment.

Readers’ Comments

Since then, the United States government has spent over $100 billion on researchFor a look at the course of the war on cancer, watch the video above. And here, a veteran medical reporter who wrote a 2009 series about cancer, Forty Years’ War, reflects on the progress of recent years.
It was 2008 and a woman my editor and I knew had just died of cancer. One of the last things she said to my editor was a bitter lament: “What ever happened to the” [expletive] “war on cancer?”
Well, I told my editor, it was clear we hadn’t won that war. But the question was why. Why was progress so slow? Was it that cancer is a difficult disease or was it that other impediments got in the way? I thought it was probably that cancer was hard to fight. But it turned out that was only part of the problem.
Much money was being spent, but not always wisely, medical experts said.
There were federal grants ostensibly about cancer that were only tangentially related. It reminded me of my days as a molecular biology graduate student. A friend was studying the expression of genes in bacteria that were involved in lactose metabolism. He got a grant from the arthritis institute of the National Institutes of Health. I asked him how he ever accomplished that and he explained that if you write your proposal correctly you can make bacteria gene expression sound relevant to almost anything.
There also was money squandered on clinical trials that were so unimaginative and so uninteresting that they dwindled away, unable to recruit enough patients to come to any conclusions.
There were national campaigns to get people screened for cancers, even though many types of cancer screening have not been found to reduce death rates. Screening also leads doctors to find and aggressively treat cancers that would never have grown or spread or caused a problem if they had never been found and had been left alone. The only screening tests that do reduce death rates, studies have found, are Pap tests for cervical cancer, any of the three screening tests for colon cancer — colonoscopy, fecal occult blood tests or sigmoidoscopy — and a lung cancer screening test for smokers.
The much touted recent drops in some cancer rates were mostly attributable not to cancer breakthroughs but to a decline in smoking that began decades ago — propelled, in part, by federal antismoking campaigns that began in the 1960s.
Another drop in cancer rates was a consequence of something totally unrelated to the war on cancer. In 2002, a large federal study, the Women’s Health Initiative, stopped early because it was finding that the treatment being tested, hormone therapy for menopausal women, had harms outweighing any benefit. Women immediately stopped taking the drugs. It turned out that one of the harmful effects was a slightly increased risk of breast cancer. When women stopped taking the hormones, an estrogen and a progestin, the breast cancer rate finally fell — the first time that had happened — by almost the exact amount predicted if women stopped taking the pills.
So it looked like progress against cancer had not come from the “war” so much as from other events. And it looked like cancer was just about as formidable as ever.
But that was in 2008. Now scientists seem to be entering a new era of optimism.
It began with insights from the much ballyhooed and then much maligned Human Genome Project. The project, to determine the sequence of human DNA, at first used expensive and laborious methods but as it went on, scientists developed much cheaper and faster ways of sequencing. With fast sequencing, the cancer institute sponsored large studies of cancer genomes, looking for mutations that seem to drive tumor growth. And drug companies looked on their own for critical cancer mutations that might make good targets for drugs.
The results are dozens of drugs that attack various mutated genes in cancer cells. The drugs are just now starting to enter the market. A few of the older ones, like Herceptin and Gleevec, developed before the new sequencing methods evolved, have made previously untreatable cancers treatable. Gleevec has turned certain blood cancers from a lethal cancer into a manageable chronic disease. Herceptin has made a form of breast cancer with the worst prognosis into one that now has the best prognosis.
But the problem with the new targeted drugs is that just as bacteria grow resistant to antibiotics, so cancers almost inevitably grow resistant to a drug that attacks a crucial mutation. The new targeted drugs can buy patients with metastatic cancer time, and, eventually, by combining drugs, scientists might be able to bar all cancers’ escape routes. But for now, the new drugs rarely are cures, and they also are incredibly expensive, usually costing well over $100,000.
On the horizon is yet another sort of treatment. It unleashes the immune system,allowing it to kill cancer cells. These drugs are only starting to be developed, but some patients have had astonishing responses. Companies and researchers are buoyant, though they are also mindful of previous failed drugs and are wary of overpromising.
One way to look at the era researchers say they are entering is to say that the war on cancer was the impetus. It spurred interest in the disease and as a result money flowed to basic research. Another way to look at it is to say basic research was the key and the war on cancer was incidental.
But whether the war on cancer was more slogan or solution, most researchers believe cancer treatment, at least, is starting to change. After decades of little progress, they now are starting to go beyond the old mainstays (chemotherapy, surgery and radiation) that have never been enough against this disease.
The biggest challenge, prevention, remains. And other than stopping smoking, nothing yet has been terribly promising.
This week’s Retro Report is the 18th in a documentary series. The video project was started with a grant from Christopher Buck. Retro Report has a staff of 13 journalists and 10 contributors led by Kyra Darnton, a former “60 Minutes” producer. It is a nonprofit video news organization that aims to provide a thoughtful counterweight to today’s 24/7 news cycle. The videos are typically 10 to 14 minutes long.
Previous Retro Reports can be found here ( articles and videos) or here (videos only).
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Booming: Living Through the Middle Ages offers news and commentary about baby boomers, anchored by Michael Winerip. Sign up for our weekly newsletter here. You may also follow Booming via RSS here or visit nytimes.com/booming. Our e-mail isbooming@nytimes.com.
This article has been revised to reflect the following correction:
Correction: November 4, 2013
An earlier version of this article misspelled the name of a cancer drug. It is Herceptin, not Heceptin.