lunes, 28 de octubre de 2013

Marihuana


CNN Español) - Un científico británico descubrió que algunos compuestos derivados de la planta de marihuana pueden matar a las células cancerosas que se encuentran en las personas con leucemia.
El estudio lo realizó el doctor Wai Liu, oncólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Londres y fue publicado en la revista Anticancer Research.
Vale subrayar que la investigación fue financiada por la empresa GW Pharmaceuticals, que ya produce un fármaco derivado del cannabis que se usa para tratar la espasticidad causada por la esclerosis múltiple.
El estudio examina los efectos de seis cannabinoides no psicoactivos (los compuestos derivados de la marihuana que no causan el efecto asociado con el principal componente psicoactivo de las plantas cannabis, el tetrahidrocannabinol) cuando es aplicado a las células de la leucemia.
La leucemia es un tipo de cáncer que según estimados del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos causará 24.000 muertes en ese país en 2013.
Liu señaló al Huffington Post que aún no está claro si el tratamiento con cannabinoides serviría para tratar los otros 200 tipos de cáncer que existen.
De acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU., 7,6 millones de personas mueren a causa de diversas formas de cáncer cada año en todo el mundo.
Liu subrayó que es poco probable que fumar marihuana tenga los mismos efectos que la ingestión de los compuestos cannabinoides puros como los que él investigó.

viernes, 25 de octubre de 2013

Cancer Day



Mexicanos se unen a la lucha contra el cáncer de mama; joven de Jalisco descubre proteína para tratar la enfermedad Por: Redacción / Sinembargo - octubre 25 de 2013 - 0:00 Causas, Ciencia y tecnología, De revista, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 6 comentarios   Foto: EFE Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo).– El cáncer es una de las enfermedades que cobran más vidas anualmente en todo el planeta. Su detección temprana es fundamental para un tratamiento adecuado y que los pacientes lleguen a una pronta recuperación alejada de una conclusión fatal. Sin embargo, a la par de estos esfuerzos, nuevos tratamientos para este padecimiento comienzan a asomarse, representando nuevas vías que la medicina tradicional no proporciona. Así, un joven mexicano de 17 años de edad trabajó durante cuatro años para descubrir una proteína de bajo peso molecular y toxicidad proveniente del veneno del alacrán Rhopalurus junceus y un profármaco para tratar efectivamente el cáncer de mama. Demetrio Rodríguez Fajardo, originario de Jalisco, ganó de esta manera el primer lugar en la Feria Mexicana de Ciencias e Ingenierías 2013 y obtuvo su pase para representar a México en la Intel International Science and Engineering Fair (Intel ISEF), la feria de ciencias más importante a escala mundial, con este tratamiento único que usa el veneno de este arácnido  cubano temido por su picadura, publicó Milenio. Inspirado en la lucha contra el cáncer de una amiga de su familia, Demetrio pensó en un veneno como la mejor manera de combatir a esta enfermedad, ya que para producir la muerte celular se debía generar un efecto tóxico en el organismo. Fue así como llegó al alacrán cubano para dar inicio a su investigación. El tratamiento denominado Quimicorp fue probado sobre líneas celulares tumorales humanas in vitro y animales como ratas y conejos que fueron empleados como sujetos de prueba, a quienes se les indujo el cáncer con el fin de cuantificar el nivel de efecto del tratamiento propuesto. De esta manera, el tratamiento contra el cáncer de mama mostró excelentes resultados, entre los que destacan promedios de inhibición del crecimiento celular tumoral cuatro veces más que los de un tratamiento convencional, así como un mecanismo proteína-proteína menos nocivo que realiza distinción celular, lo que significa que no mata a las células sanas del paciente y tiene una escasa variedad de efectos adversos en el organismo. Finalmente, Rodríguez Fajardo agregó que su propuesta también dio importantes resultados para el cáncer uterino y afirmó que el tratamiento también mostró los mismos efectos positivos para tratar a una persona con o sin diabetes, lo que lo diferencia de un tratamiento convencional como la quimioterapia, la cual incrementa los niveles de glucosa. Foto: Cuartoscuro Investigadores asiáticos presentaron también esta semana un detector de cáncer de mama doméstico el cual es señalado por sus creadores como un aparato que revolucionará la detección precoz de esa enfermedad. Tras más de ocho años de investigación el laboratorio de ingeniería médica Newcat de la Universidad de Nihon logró construir el detector que está dotado de un captor LED y un fototransmisor. El aparato detecta la acumulación de sangre en el seno, misma que puede deberse a un tumor cancerígeno. De esta manera, la invención de los científicos podría contribuir a la detección de esa enfermedad cuyo diagnóstico precoz es fundamental. Por su parte, la Universidad de Nihon aseguró que el aparato está listo para su fabricación y comercialización, y únicamente están a la espera de que una empresa decida adquirir los derechos para su lanzamiento al mercado con un precio que oscilaría los 150 dólares.

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jueves, 24 de octubre de 2013

Harvard Bizz Review

November 2013

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Delivering World-Class Health Care, Affordably

by Vijay Govindarajan and Ravi Ramamurti

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Executive Summary

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India might be the last place on earth where you’d expect to find health care innovation. Government programs have finally brought some infectious diseases under control, but the nation’s ability to meet the basic medical needs of its citizens remains abysmal. Despite robust economic growth over the past two decades, the infant mortality rate is three times higher than China’s and seven times greater than that of the U.S. Of the 2 million Indians in need of heart surgery, fewer than 5% get it. The majority of the country’s estimated 63 million diabetics and 2.5 million cancer sufferers haven’t been diagnosed, let alone treated. Seventy percent of India’s 12 million blind people could be cured by a simple surgery—if it were available to them.
Although India boasts 750,000 doctors and 1.1 million nurses, practitioner density is about one-fourth what it is in the U.S. and less than half that of China. Hospital beds are in short supply, and most medical facilities are dated, cramped, and often unhygienic. In a country where the nominal per capita income is only $1,500 a year, patients typically have to pay 60% of health care expenses from their own pockets. Still, Indians believe that good medical treatment is something everyone should have access to regardless of their ability to pay.
Necessity spawns innovation. Despite the pressing demand and constrained supply, a few relatively new Indian hospitals have devised ways of providing world-class health care affordably—and to scale. These hospitals target well-off patients, which forces them to provide care that meets global quality standards. But their purpose is to serve everyone, including patients with very low incomes, which puts pressure on the organizations to lower costs dramatically. Such a business model scales because the low costs of these hospitals attract large volumes of patients and allow the overall enterprise to be profitable. As a result, the hospitals are able to sustain their operations not through the usual government subsidies, charitable donations, or insurance reimbursements but through their revenues. Aravind Eye Care System, for instance, has paid for all its expansion projects from its profits, even though two-thirds of its patients receive free or subsidized care. These extraordinary private Indian hospitals should serve, we believe, as an inspiration to those in other developing nations and as a wake-up call to hospitals in Europe and the United States.
In fact, America’s health care system may soon find itself competing with one of India’s innovators. Building on the success of India’s medical tourism boom—a $1 billion business that is growing by 30% a year—Narayana Health (NH) is opening a 2,000-bed multispecialty hospital in the Cayman Islands. A short hop from the American mainland, it will begin providing care in early 2014. Uninsured and underinsured patients will be able to receive high-quality treatment at an internationally accredited hospital for less than half of what they would pay in America. The proximity of NH’s beachhead may well pressure U.S. hospitals to develop the innovative practices and systems that we describe in this article.
India’s Hospital Exemplars
Two years ago, we kicked off a project to understand how some Indian hospitals are able to provide world-class health care at ultralow cost. We identified more than 40 hospitals with innovative strategies and selected nine of them for an in-depth study. Seven of the hospitals are for-profit and two, not-for-profit. Four focus on a single specialty, and the other five are multispecialty institutions. Seven of the exemplars operate as academic centers and integrate education and clinical research with health care delivery. We visited all the hospitals, gathered data, and conducted more than 100 interviews with the founding doctors, their leadership teams, physicians, staff, patients, and industry experts over several months.
The Indian hospitals we studied treat medical conditions that range from problems of the eye, heart, and kidney to maternity care, orthopedics, and cancer. Their charges for most procedures are as much as 95% lower than those at U.S. hospitals. That isn’t because the Indian providers offer low-quality services; five of the exemplars are accredited by either Joint Commission International (JCI), the international arm of the Joint Commission—an independent nonprofit that certifies the quality of more than 20,000 health care organizations in the U.S.—or its Indian equivalent, the National Accreditation Board for Hospitals & Healthcare Providers, which uses standards similar to those of JCI. A sixth is seeking accreditation and a seventh has chosen not to do so for fear that the process could stifle experimentation and curtail innovation. The other two are not big enough to seek accreditation yet.
Some of these hospitals—for instance, the Apollo Hospitals Group’s flagship in Hyderabad—have recorded equivalent or better outcomes than the international standards for medical complications associated with knee, coronary, and prostate surgery as well as for infections related to the operating theater and catheters. NH’s 30-day postsurgery mortality rate for coronary artery bypass procedures at its Bangalore hospital is below the average rate recorded by a sample of 143 hospitals in Texas. Similarly, the five-year survival rate for breast cancer patients at HCG Oncology is comparable to U.S. benchmarks. Deccan’s five-year survival rate for peritoneal dialysis patients is the same as that for patients in the U.S. undergoing hemodialysis, the more expensive treatment commonly used there. Rates of complications associated with eye surgery at Aravind compare favorably with those of the best hospitals in the UK’s National Health Service.
How are some Indian hospitals able to provide such high-quality health care at ultralow prices? The obvious answer—the differential in the cost of labor—does play a role: Cardiothoracic surgeons, nephrologists, ophthalmologists, and oncologists in India earn anywhere from 20% to 74% of what their American counterparts do. For instance, Aravind’s ophthalmologists earn $50,000 annually compared with the $253,000 average for U.S. ophthalmologists. NH’s cardiothoracic surgeons gross between $150,000 and $300,000, whereas the median income for their U.S. counterparts is $408,000. And the salaries of nurses, medical staff, and administrators in India are dramatically lower; some earn only 2% to 5% of what a U.S. hospital would pay.

jueves, 17 de octubre de 2013

SCAR

“The SCAR Project” la serie fotográfica de las sobrevivientes del cáncer de mama desde una nueva óptica [FOTOGALERÍA] Por: Redacción / Sinembargo - octubre 17 de 2013 - 0:00 Causas, Ciencia y tecnología, De revista, TIEMPO REAL, Último minuto - 4 comentarios   Foto: David Jay Photography Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).– “En nuestra sociedad, el cáncer de mama se oculta detrás de un pequeño lazo rosa. El público necesita ser educado”. Este es el mensaje detrás de The SCAR Project (El proyecto de cicatrices), una serie fotográfica dedicada a jóvenes supervivientes del cáncer de mama realizada por el fotógrafo de moda David Jay, quien emprendió este proyecto a gran escala que retrata los rostros y los cuerpos de más de 100 mujeres que lucharon y vencieron esta enfermedad que apareció de manera temprana en sus vidas. Como el nombre del proyecto lo indica, las fotografías exhiben las muchas cicatrices de mujeres que van desde los 18 a los 35 años de edad, las cuales sufrieron una mastectomía como resultado de un diagnóstico de cáncer de mama. Sin embargo, más allá de un mero testimonio gráfico, la serie arroja luz sobre el hecho de que tan sólo este año más de 10 mil mujeres menores de 40 años serán diagnosticadas con este tipo de cáncer. Una cruda realidad de que las mujeres más jóvenes suelen pasar por alto. Las fotografías de Jay tienen como objetivo dar a conocer las estadísticas de cáncer de mama, así como proporcionar una plataforma para que las sobrevivientes se enfrenten a sus terribles experiencias. “Para estas mujeres jóvenes, tener su retrato parece representar su victoria personal sobre esta enfermedad terrible”, dice Jay en el sitio web de The SCAR Project. “Les ayuda a recuperar su feminidad, su sexualidad, identidad y poder después de que les fueran despojadas una parte importante de ellas”, agrega el fotógrafo de más de 15 años de experiencia. Foto: David Jay Photography Jay inició el proyecto hace siete años, después de que su amiga Paulina, de 32 años de edad, fue diagnosticada con cáncer de mama y posteriormente decidió someterse a una mastectomía. Él le preguntó si podía fotografiarla después de la cirugía y a partir de ahí el proyecto creció rápidamente. A raíz de esta experiencia David realizó más de 100 retratos de diversas mujer que atravesaron por la misma experiencia que su amiga y creó una página de Facebook que actualmente cuenta con más de 40 mil seguidores. Al mismo tiempo, su trabajo en torno a este tema ha sido publicados en un libro y ahora, en honor del Mes de la Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, el proyecto se encuentra a la vista del público general en una exposición realizada en Houston, en la Galería Gremillion, hasta el próximo 28 de octubre. “A través de estas imágenes sencillas, (las mujeres) parecen tener cierta aceptación de lo que les ha sucedido y la fuerza para seguir adelante con orgullo” explicó Jay a The Huffington Post. “‘The SCAR Project pone el crudo e inquebrantable rostro de el cáncer de mama de aparición temprana mientras rinde tributo al coraje y espíritu de muchas jóvenes mujeres valientes(…) Es un ejercicio de conciencia, esperanza, reflexión y curación”, se lee en el sitio de este proyecto que pretende que estas sobrevivientes puedan ver sus cicatrices, rostros, figura y experiencias a través de una nueva, honesta y definitivamente poderosa óptica. Leer más sobre este autorPublicaciones anteriores de Redacción / Sinembargo

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viernes, 4 de octubre de 2013

Cancer cervicouterino


El mexicano que cura el cáncer

Gracias a este mexiquense, hoy se puede erradicar el cáncer cervicouterino. Conoce cómo Roberto Trujillo venció sus limitaciones económicas para convertirse en el primer doctor en neurovirología molecular por la Universidad de Harvard
 

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"En 15 minutos nosotros podemos inducir la muerte de las células de cáncer"
Roberto Trujollo
Médico mexicano
Ahora solo es el 4 por ciento de las mujeres norteamericanas que están afectadas por esta enfermedad
"En unas cuantas horas el paciente se cura. Además es tan económica que casi todo mundo la puede pagar"
Roberto Trujillo
Médico mexicano
"Sin embargo, desafortunadamente no se nos enseña que una de las áreas de la medicina es la medicina científica"
Roberto Trujillo
Médico mexicano
Un médico mexicano que vive en los Estados Unidos inventó una terapia que podría erradicar la enfermedad que es la segunda causa de muerte de la mujer mexicana. 
El inventor es Roberto Trujillo. Un mexiquense que creció en San Pedro Zicatepec y a quien las limitaciones económicas no le impidieron realizar sus sueños: ser doctor para ayudar a su gente.
Y sí. Roberto Trujillo es ahora un doctor, pero no cualquier doctor. 
Y es que además de haber estudiado en la Universidad de Toluca, también lo hizo en Houston, en la universidad de Baylor, y después en Boston, en la universidad de Harvard.
Hoy es profesor de la universidad Johns Hopkins, en Baltimore.
 Roberto Trujillo es el primer doctor en neurovirología molecular por la Universidad de Harvard, así como el primer mexicano en la historia de Harvard en obtener el doctorado en Ciencia y Ciencias Médicas.
El doctor Trujillo logró su objetivo íntegramente. Ahora es un afamado médico cuyos conocimientos están sirviendo para ayudar a su gente. 
Y tan es así, que la labor del doctor Roberto Trujillo ya está siendo reconocida por el gobierno mexicano. 
El próximo miércoles 9 de octubre el embajador de México ante los Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, le otorgara al doctor Trujillo el premio Ohtli en el Instituto Cultural Mexicano de Washington. 
Su principal reconocimiento viene de la cura que descubrió contra el cáncer, ¿en qué consiste esta terapia? ¿Cómo fue que la descubrió? ¿Qué se puede esperar de su aplicación generalizada en México?
En entrevista exclusiva el doctor Trujillo lo explica para Reporte Indigo:
Erradica el cáncer en solo 15 minutos
El invento de Trujillo no quema el cuerpo humano, como lo hacen la quimioterapia y la radiación. 
Tampoco mutila ninguna parte del cuerpo para tratar erradicar el cáncer. 
Y quizá lo más fascinante es que una mujer afectada de cáncer cervicouterino, en una fase inicial, puede ser curada en 15 minutos. 
“La terapia que tenemos es muy sencilla”, explica el doctor Trujillo.
“Se basa en dos componentes: uno es la luz, y el otro es una crema que contiene una sustancia natural de nuestro cuerpo que se llama porfirina”. 
“Así como las plantas tienen la clorofila y con la luz se da un proceso que conocemos como fotosíntesis, en los seres humanos no tenemos clorina, que es la proteína de la clorofila, sino porfirina, y también se produce un proceso semejante cuando la luz actúa con la porfirina”. 
“Si una persona tiene células con cáncer o con el inicio de  cáncer, al colocarle esta crema la absorberá su cuerpo y en una hora se va eliminar”. 
Sin embargo, si las células tienen cáncer, la crema se va a retener aproximadamente por dos días. 
“Entonces el contacto de la luz con la crema que contiene la porfirina, se desarrolla un oxigeno reactivo que es una molécula de oxigeno que le llamamos singleton y esto induce o produce que las células que tienen cáncer se mueran”,  dice Trujillo.
“Es decir, de lo que estamos hablando de una reacción foto química”.
 “En 15 minutos nosotros podemos inducir la muerte de las células de cáncer”.
 “Si alquilen tiene un cáncer en la piel, le colocas la cremita, te esperas unas horas. Las células normales no se van a afectar porque elimina la cremita, y las células que tienen cáncer selectivamente con la luz, en 15 minutos vamos a matarlas”.
Una historia de lucha 
Cuando apenas tenía 16 años el joven Trujillo ingresó a la facultad de medicina de la Universidad de Toluca. 
Como no había un transporte adecuado para ir y venir todos los días a su pueblo, se las ingenió para quedarse a vivir en Toluca, sin tener dinero. 
¿Qué hizo? Convenció a los residentes que hacían sus prácticas en el hospital para que lo dejaran vivir en las instalaciones. A cambio, Trujillo los auxiliaba en muchas tareas. 
Su vida en el hospital le enseñó tanto y su aprendizaje fue tan rápido, que a los 17 años atendió su primer parto. 
Durante su primer año Trujillo recibió un regalo que le cambiaría su vida: pudo comprar a un precio simbólico 25 libros de medicina en inglés. 
Esto le dio el conocimiento para participar en un programa de intercambio en la Universidad de Baylor.
Sin embargo, a pesar de que había sido admitido en Baylor, Trujillo no tenía dinero para su manutención y consiguió que entonces secretario de Educación del Estado de México, Emilio Chuayffet, le apoyara con una beca
“Como parte de mi educación fue que a través de una beca del Estado de México, me vine a los Estados Unidos. Hay un gran amigo de mucho tiempo que en ese entonces era el secretario de educación del Estado de México y, el licenciado Emilio Chuayffet, que ahora es secretario de Educación a nivel federal”, relata Trujillo. 
Medicina del primer mundo
Cuando llegó a estudiar a Estados  Unidos se enfrentó con una medicina muy diferente a la que practicaba en México
Cuando llego a Baylor el mexiquense percibió inmediatamente el cambio y comprendió lo que significa la innovación en la medicina.
“Me fui a Baylor en una primera instancia, y ahí conocí la medicina del primer mundo, que es una medicina científica más adelantada en muchos aspectos”.
“En conocimiento alguna fórmula que dice que uno más uno es igual a dos, pero en innovación no es así”.
“La fórmula en innovación es que uno más uno es igual a tres. Porque una persona y otra persona puede pensar de una manera muy buena de acuerdo con su entrenamiento, pero cuando se unen más de dos personas en diferentes campos creas una cosa mucho mejor que si esas personas lo hicieran cada cual por su lado”.
La pobreza, causante de muertes 
“Cada dos horas se nos muere una mujer mexicana por este cáncer. Es la segunda causa de muerte en México. Sin embargo, en el rango de las mujeres que tienen entre 25 45 años de edad, el cáncer cervicouterino es la primera causa de muerte”. Explica Trujillo. 
“A pesar de que el cáncer cérvicouterino es un cáncer que se puede prevenir, en la realidad mexicana no sucede así”. En primer lugar, por la falta de recursos económicos”.
Sin embargo, también hay otras razones para que esto suceda. 
Una de ellas es que a “los médicos generales de nuestro país no se les entrena de una manera adecuada para que ellos mismos, en su clínica pequeñita, analicen si la persona esta desarrollando la enfermedad o no, y tampoco tienen al alcance la terapia”.
“La realidad es que más del 80 por ciento de nuestras mujeres mexicanas son vistas por el médico general familiar”
“A muy pocas las ve el especialista. Por eso en México tenemos una mortalidad de más de 6 mil personas al año”.
“Y como este cáncer al iniciar o en la etapa pre cancerígena no le provoca ningún dolor, la mayoría de las mujeres mexicanas no van a visitar al médico”.
En la mayoría de los países pobres y emergentes el patrón se repite. 
“Por eso se nos mueren casi medio millón de mujeres al año, y lo más triste es que muchas de ellas tienen tres hijos. Esos tres niños se quedan huérfanos”, comenta el doctor Trujillo.
El médico científico está seguro que si utilizamos esta terapia en todo México, en promedio en siete años podríamos erradicar este cáncer y eso sería increíble.
Hace falta educación
Pero hay otro problema más. Y es la forma en que en México se educa a los médicos.
“Desgraciadamente en nuestro país, México, o en Latinoamérica, uno de los grandes problemas que tenemos en la medicina es que no tenemos la parte de innovación”, señala el científico. 
“La razón es porque no existen muchos programas de ciencia aplicados con la medicina”.
“A nosotros los médicos nos enseñan la carrera de medicina, nos dan un paso que su especialidad, pero hasta ahí.
“El concepto nuestra medicina es una medicina asistencial y tenemos médicos increíbles en el país.
“Sin embargo, desafortunadamente no se nos enseña que una de las áreas de la medicina es la medicina científica, y una vez que tenemos la medicina científica, viene la parte de cómo realizar la innovación.
“Entonces, como no tenemos en nuestra educación mexicana ese concepto de “ciencia médica”, no vamos a tener innovación.
 “Solamente vamos a estar trayendo soluciones de otros países como Estados Unidos, a quienes les compramos los medicamentos y equipos médicos que no son producidos en México. 
“El problema es que cuando nosotros los mexicanos tenemos nuestros propios problemas como el cáncer cervicouterino o como el virus del dengue, –la epidemia que mata a 800 mexicanos todos los años-, nos vamos a encontrar esos problemas no existen en los Estados Unidos. 
“Y por lo tanto los Estados Unidos no van a desarrollar tecnologías para llegar a México.
“Yo nací en la ciudad de México, crecí en el estado de México, estudie medicina en Toluca. Frecuentemente preguntaba por qué esta enfermedad no se puede curar.
“Y siempre me daban como respuesta que no había tratamiento, o que no se sabía el origen de la enfermedad.
“Y esa parte de que no se sabe o de que no hay tratamiento, me frustraba mucho.
“Y entonces yo decía, ok. Esa enfermedad no existe pero podemos encontrar soluciones. Siempre tuve la exactitud de buscar soluciones a problemas. 
“En mi caso personal, siempre he tenido pasión por la innovación en la medicina yo siempre le digo a quien me pregunta que no escogí la medicina, sino que la medicina me escogió a mí”.
La influencia de la familia
“Una cosa que influye mucho en educación es la familia. En mi caso particular mi madre influyó en los primeros años en una forma muy importante para que yo entendiera que la educación te va a dar la libertad y que no importa el medio del que tú vengas. 
“No importa en la situación económica en la que te encuentres, lo primero es que tienes que tener mucha pasión por querer aprender.
“Lo que veo ahora es una gran oportunidad para hacer cambios dentro de la educación. Especialmente en la parte de la salud y de la innovación”.
Pero también alguien que inspiró a Roberto Trujillo fue lo que solía decir Tomas Jefferson sobre el derecho a ser felices. 
“Y es que en el derecho a ser feliz encuentras tu libertad. Y con esa libertad nosotros podemos estar siempre alertas a los cambios”.
“No podemos quedarnos con los “status quo”. Es una responsabilidad de todos cambiar. Hay que arriesgarnos a innovar”.
Mejor que el Papanicolau
El cáncer cervicouterino es uno de los cánceres que se pueden prevenir, a diferencia de otros tipos de cáncer. 
“En el cáncer cervicouterino cuando empiezan las lesiones en el cuello (del útero) de la mujer, si el médico no lo diagnostica en el primer año en el tercero y hasta en el séptimo, puede ser que no haya problema”.
 Sin embargo cuando no se detecta a tiempo ya es muy difícil salvar a las personas. 
“La mitad fallece y el gasto es muy grande”.
En Estados Unidos el problema se previene con la prueba del Papanicolau, “que es muy conocida por la comunidad y que consiste en una técnica muy simple de tomar una de muestra células y mirarlas por el microscopio”.
Sin embargo, a los Estados Unidos le llevó 70 años controlar este problema, porque allá al igual que en México,  este tipo de cáncer era una de las primeras causas de muerte.

Ahora sólo es el 4 por ciento de las mujeres norteamericanas están afectadas por esta enfermedad. 
Sin embargo, ese 4 por ciento en los Estados Unidos corresponde a mujeres hispanas o afroamericanas, porque en ese segmento corresponde a personas con menos educación.
¿Por qué la mayoría de las mujeres estadounidenses no tiene este problema? 
El doctor Trujillo responde: “Porque el 78 por ciento de las mujeres van y se checan con el médico por lo menos cada año. Cada año en los Estados Unidos todo mundo va al médico a darse un chequeo general”.
En México solo un 15 por ciento acuden regularmente con un especialista. 
Para ese grupo de mexicanas, el riesgo de tener cáncer cervicouterino es prácticamente nulo, como en los Estados Unidos. 
 Y toda vez que “la primera línea de defensa contra el cáncer cervicouterino son médicos generales y enfermeras que no cuentan con los instrumentos y el conocimiento para hacer la terapia del Papanicolau y el problema no se resuelve. 
 “Cuando estaba discutiendo con los amigos científicos cuál sería la mejor manera de resolver el problema en México, llegamos a la conclusión de que había que hacer algo no para mejorar y hacer una prueba más rápida en los laboratorios, o una terapia mejor que la que se hace.
“Se tendría que hacer algo que fuera simple, sencillo y barato, y que se pudiera aplicar en una clínica pequeña como las que existen en cualquier pueblito de México”, argumenta Trujillo.
Pero hay otras razones más por las que la prueba del Papanicolau no logra la eficacia que se quisiera. 
Y es que cuando una mujer va hacerse un Papanicolaou y le dicen que regrese en semanas, si regresa iría a hacerse un estudio diferente.
Consecuentemente, el 70 por ciento de las mujeres mexicanas a las que les sucede eso ya no regresan, dice el doctor Trujillo. 
 Por lo tanto hay que tener una solución rápida.
“Y esto es lo que hace nuestra terapia.
“En unas cuantas horas la paciente se cura. Además es tan económica que casi todo mundo la puede pagar. Porque aunque se tenga la terapia, si no es accesible, ¿de qué sirve?”.